sábado, 11 de junio de 2016

Conectar Solidaridad



Anoche tomé el bus de retorno al Estado Libre, Soberano e Independiente de Leonlandia del Sur desde la provincia de Buenos Aires.

En la estación Terminal, antes de abordar el micro, conversé con un jovencito que iba hacia Rosario y estaba muy desorientado porque sólo conocía Av. Pellegrini esquina Pte. Roca. Me preguntó por una calle llamada Olivos e imaginé Olivé y sabía que quedaba en zona norte pero él me aseguraba que estaba sólo a unas cuadras de la Terminal Mariano Moreno. No me cerraban las coordenadas, Olivé está cerca del Parque Alem y del esplendente, resplandeciente, benemérito y augusto Estadio de Rosario Central.

El chico había tenido un día fatal, desde haber padecido un olvido en un remis que terminó en un robo porque no le devolvieron el objeto dejado, haber padecido algunos malos tratos, perder el micro directo por autopista, hasta quedarse sin batería en el móvil, todo había sido caótico. Le ofrecí que llamase desde mi celular (que no tiene whatsapp instalado, no me interesa) y él desconocía el número telefónico de los amigos pues siempre la comunicación fue vía esa aplicación que yo no tengo. Lamenté haber dejado en Murrussia Oriental el portafolio con la powerbank. Estaba todo mal.

Cuando subimos le pedí que me mostrase la entrada para cable USB de su celular y vi que era plana, entonces le ofrecí cargar el celu con la netbook que nos dio el gobierno anterior gracias al plan Conectar Igualdad.

Saqué de mi mochila la netbook y el cable, la encendí, conectamos el celular y comenzó la carga; al mismo tiempo comenzó una charla amena sobre estudios, materias de las facultades, su estudio en Rosario, sus expectativas y las mías. Mientras tanto, la batería virtual de la pantalla del celular comenzó a mostrar cómo la real se iba cargando nuevamente de energía.

El chico vio que su celular revivía y se puso feliz. Cuando la carga de energía lo habilitó, mandó mensaje a sus amigos para confirmar la dirección y era otra, se trataba de la avenida Ovidio Lagos. Ahora sí se ordenaban las coordenadas. El celular se iba cargando y nosotros cada vez más descargados de energía porque el frío comenzó a sentirse con mayor intensidad. Los pasajeros se arropaban y cubrían con toda clase de mantas.

Cuando llegamos a Rosario y el bus dobló hacia Pte. Roca, el celular ya tenía batería completa, el chico estaba sonriente después de un día hostil y podía llegar bien a la casa de sus amigos.

Nos saludamos amistosamente y me bajé a la entrada del edificio donde se encuentra el Estado Libre, Soberano e Independiente de Leonlandia del Sur. Cada uno siguió su rumbo.
 
En tanto subía por el ascensor, me sentí feliz por él y por tener la netbook y el cable USB. Me di cuenta que Conectar Igualdad va más allá del aula, más allá de Matemáticas, Alemán, Esperanto o Ajedrez porque conectó a alguien que necesitaba ayuda, que necesitaba energía, con alguien que podía ofrecerla. Fue entonces cuando evidencié que Conectar Igualdad es Conectar Solidaridad.

Violeta.-



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