Diario Leones Hambrientos - Entrevista a los ciudadanos y
habitantes del Estado Libre, Soberano e Independiente del Sur
Leones Hambrientos: ¿Existe una
“cultura leonlandesa”?
Leonlandés 1: Sí, existe. Es una
simbiosis de diferentes patrones culturales más los propios que nos diferencian
y a la vez emparientan con la universalidad.
Leonlandés 2: Es un complejo
sistema de usos, tradiciones y costumbres del nos asimos; todo aquello que nos
es afín lo resignificamos como propio y le damos nuestra nota clave de particularidad.
Tal es el caso de nuestras costumbres culinarias suecas en el armado del Smörgåsbord que
al estilo leonlandés es vegetariano.
Leonlandés 3: Por mi, la kulturo
de Leonlando estas la ĝojo de la vivo ĉar ni serĉas ke la amo kaj la lumo
klarigas la menso, tiel ni povas diri ĉiutage ke la feliĉo nestas en niaj
koroj. Ankaŭ la esperanta lingvo estas komponanto de niaj kutimoj kaj tradicioj,
ĉar Esperanto donas universalan penson, komprenon de la aliecoj kaj mensan
malfermon.
Leonlandés 4: Wenn ich über unsere Kultur nachdenke, bestimme ich, dass es
bei uns in Löwenland abstrakte und konkrete Besonderheiten gibt, die sich mit
der Laufe der Zeit befestigt haben, und gerade diese Besonderheiten machen uns
als Mikronation und unter den Mikronationen als Löwenländer.
Leones Habrientos: ¿Pueden
mencionar más elementos que conforman a la cultura leonlandesa?
Leonlandés 3: Por ejemplo, como
bien antes dijimos, nosotros somos vegetarianos, ovo-lacto-vegetarianos y
lacto-vegetarianos. En nuestra micronación el consumo de carnes está prohibido
para los animales humanos; obviamente que los animales no humanos pueden
consumir carnes o sus derivados si son carnívoros, tal es el caso de perros y
gatos. Otro detalle a tener en cuenta es que nosotros tratamos de utilizar un
mínimo de artículos en cuero; la cuerina o como hoy se estila decir el “cuero
ecológico” ha mejorado mucho su calidad con el paso del tiempo, del mismo modo
que el calzado tejido. No hace mucho apareció calzado masculino muy fino de
alcornoque, algo que nos llamó la atención para bien. Esto implica a su vez,
que un leonlandés para poder ser tal, debe ser ecologista. El tema es que
muchas veces el cuero es irremplazable, una cabezada no puede ser de plástico,
sin embargo una buena matra es tejida.
Leonlandés 5: Los leonlandeses
adultos somos en su mayoría docentes universitarios. Una de las condiciones,
que es parte componente de nuestra tradición, es que para ser leonlandés hay
que ser graduado por lo menos de una carrera de grado o una carrera terciaria y
además dominar como mínimo tres lenguas oficiales de nuestro microestado. Un leonlandés
no puede ser utra-lo-que-sea. Los fundamentalismos no tienen cabida porque son
netamente cultores del pensamiento irracional. Todo leonlandés puede profesar
la religión que desee pero jamás tratará de imponerla a los demás; de hecho,
nuestro libro sagrado es “Tratado sobre el Fuego Cósmico” que no pertenece a
ninguna religión en particular y es un libro esencialmente espiritual, muy
complejo porque debe ser leído en clave intuitiva, es decir, un paso más allá
de lo intelectivo y esto implica un conciente trabajo desde la mente abstracta.
Por el lado político adherimos a lo que denominamos como “Felino-ecologista-comunista-canino-justicialista”.
Los felinos nos enseñan agilidad, destreza, elegancia e instinto; la ecología
es la base de la existencia en el planeta, el comunismo atiende a las
necesidades universales equiparando la distribución igualitaria de la riqueza;
no podemos concebir que existan personas hipermillonarias a costa de la
explotación del otro, de las riquezas del suelo y la salud de toda vida.
Canino, porque nos enseñan la fidelidad, el concepto de “manada cooperativa” y
agudeza en percepciones del entorno (al igual que los felinos) y justicialista
porque fomenta el fortalecimiento de la actividad privada y estatal,
estableciendo una defensa de los recursos nacionales, prestando atención a los
espacios educativos, investigativos y culturales.
Leonlandés 6: Dentro de la
cultura leonlandesa está presente también el esparcimiento. Para nosotros el
ajedrez es esencial porque la práctica ajedrecísistica traza vínculos entre las
diversas áreas cerebrales produciendo el desarrollo de todas, incentivando por
excelencia las facultades mentales tales como el análisis matemático, la
comprensión lingüística, la agilidad en la lectocomprensión y desarrollando por
antonomasia habilidades que no se creía tener. El polo es otro de nuestros
pasatiempos favoritos. El verdadero polista sabe que él y el caballo son una
unidad inseparable, tal que existe una verdadera fusión entre ambos, donde el
único vínculo que se puede gestar es el del amor, el cuidado y el respeto. Me
arriesgo a decir que en ningún otro deporte donde participen animales se los
proteja, estime y valore como a sí mismo. Desde ya, los leonlandeses no
consideramos la caza como deporte, lo declaramos como homicidio simple. Tampoco
avalamos los acuarios, los zoológicos o los circos donde participen animales.
Leonlandés 2: Otro tema más que
no debemos olvidar, es que nosotros tenemos una política muy estricta respecto
a la vestimenta. A la mayoría le encanta lucir accesorios, calzado o ropa de marca y que se vea la marca.
Nosotros no nos detenemos en esos trucos del capitalismo voraz, no somos una
marca porque nuestra identidad no se configura a través de lo que portamos,
sino de cómo lo portamos: combinaciones sin estridencia o un detalle que dé
prestancia que puede ser desde un simple prendedor hasta un pañuelo o un
sombrero. La estética de las marcas = cartelones en la ropa no es para
nosotros. Cuando uno adquiere una prenda está pagando un precio por ella. ¿Es
necesario además convertirse en una vidriera o maniquí gratuito; mejor dicho,
que paga por lo que lleva puesto?
Leones Hambrientos: ¿Podemos decir
entonces que dentro de la cultura leonlandesa cabría en cierto sentido el
anticapitalismo?
Leonlandés 1: Sí y no: Sí, porque
estamos contra las tarjetas de crédito que son el gran engaño capitalista, son
el símbolo del consumismo desmedido. Vivimos a unos pasos de un gran shopping y
todos los días aparecen ofertas de todo eso que no se necesita pero que
teniendo en la billetera una tarjeta de crédito se convierte de inmediato en obligatorio,
como bien antes dijimos. Si alguien puede pagar 5.000 pesos por un perfume
porque supuestamente está en oferta, que no se queje de un impuesto, tasa o
servicio del mismo valor; después de todo y remitiéndome al área de los
servicios, para que el agua que sale de la canilla sea bebible, potable, pasó
por un proceso de purificación harto complejo, máxime teniendo en cuenta la
contaminación de los cursos de agua. Entonces, el capitalismo es contradictorio
en sí mismo porque lo imprescindible se torna molesto de pagar y lo
prescindible es imprescindible; en lo personal, prefiero tomar agua pura todos
los días a oler a perfume importado. Ahora bien, si nosotros no somos
consumidores de vanidades, que no se nos aplique el criterio aumentarnos los
servicios hasta que devengan imposibles de abonar; claro que esto es una utopía;
hay gente que hoy, aquí y ahora, ha retornado a formas de vidas ya pasadas: el
consumo de leña para calefaccionar fue un ejemplo de la pauperización en breve
lapso de varios sectores sociales que antes podían acceder a los beneficios del
gas envasado; el desempleo (y no voy a hablar del empleado estatal porque es un
tema muy engorroso) en el sector privado, agudizado por la inflación ha
generado que miles retornen a depender de los desperdicios; esto es aberrante y
cierta gente lo ve como que es “lo que se merecen” y este tipo de pensamiento
nos sabe a perversión mental. Por otro lado, estamos inmersos en una cultura
casi a nivel global de capitalismo tanto mesurado como desmesurado, de esta
manera, no estamos exentos del sistema imperante. Vayamos al ejemplo del polo
que es una de nuestras pasiones. Yo, como polista, no puedo montar un caballito
que a la menor exigencia en el marco de la práctica del deporte se desmaye de
cansancio a los tres minutos del primer chukker y no porque tenga una
enfermedad cardiovascular o una deficiencia respiratoria, sino porque su
conformación física le impide desempeñarse eficazmente y sin riesgos para él ni
para mí en la destreza del juego. Un Suffolk Punch tiene una altísima
resistencia como caballo de tiro, puede llegar a pesar hasta mil kilos,
imaginalo en un campo de polo! Un caballo de polo regularmente bueno vale sobre
los 100.000 pesos, pero un genuino Polo Argentino o Polo Pony tiene su costo… Algo
más que deseo agregar, es que el Estado Libre, Soberano e Independiente de
Leonlandia del Sur está en un enclave geográfico privilegiado y eso
lamentablemente también se paga. Desde mi humilde punto de vista, todas las
zonas de todas las ciudades deberían ser VIP; de esta manera el propio concepto
de VIP se anularía a sí mismo y todos disfrutarían de una vivienda digna, un
agradable paisaje cuidado y se descentraría la concentración que existe hoy en
el centro de cada ciudad, a donde todos se deben remitir inexorablemente para
cumplimentar un trámite o simplemente realizar una compra.
Leones Hambrientos: Fuera de los
deportes, la alimentación y la vestimenta, ¿hay algo más que distinga a los
leonlandeses?
Leonandés 4: Sí, hay muchas otras
pautas de vida. Por ejemplo, dormimos en mantas sobre el piso. Nuestra
micronación posee calefacción central desde marzo hasta los últimos días de
octubre, por lo tanto nuestros pisos en invierno están a una temperatura muy
agradable. Los colchones, y esto está demostrado científicamente, si no se
cambian cada año, son un nido de ácaros, huelen mal, se manchan por la
transpiración o cualquier fluido corporal y estas manchas son un atractivo
fatal para toda clase de gérmenes y bacterias. Los adictos al Lisoform, no hace
más que enfermase a sí mismos. Con el paso del tiempo, los colchones se
deforman y la columna vertebral padece los desniveles, por eso mucha gente se
despierta malhumorada y dolorida. Aún los de máxima calidad cultivan sus ácaros
y ni hablar de quienes cambian las sábanas cada 15 días… Es mucho más sano
barrer o aspirar bien el piso, colocar las mantas salteñas, las sábanas y los
cubrecamas y dormir sobre una superficie inmutable como lo es el piso. Y hay un
detalle más que pasa desapercibido para la mayoría pero no para nosotros: por
más que alguien se haya bañado de noche, si el colchón de su cama tiene uno o
dos años, por la mañana ya huele su piel a “colchón usado”. Nosotros cambiamos
las sábanas obligatoriamente cada tres días y todas las mantas se lavan el fin
de semana. Por la mañana se levanta la “tienda de campaña”, se guarda todo
doblado en los estantes de los placares, hay mucho más espacio en las
habitaciones y por sobre todas las cosas, ¡no hay que tender la cama! De noche,
cuando nos vamos a dormir, se desdobla la “tienda de campaña” y listo. Además,
si uno quiere tener un espacio equivalente a una “cama de tres plazas”, con las
mantas se logra fácilmente. Sencillamente es genial. A los leonlandesitos en
especial, les encanta. No hay mejor práctica que la de generar alegría con las
cosas sencillas y cotidianas de la vida.
Leones Hambrientos: ¡Muchas
gracias!