Los leonlandeses tenemos muy en cuenta los problemas ambientales que
genera la utilización de plásticos de todo tipo.
Cuando hacemos compras, utilizamos nuestros propios bolsos de tela para
transportar la mercadería. Preferimos comprar en aquellos lugares donde no
embolsen los productos, como por ejemplo las verdulerías y panaderías. Así
mismo, hay forrajes donde venden productos de limpieza biodegradables sueltos y
debemos llevar nosotros los bidones para cargarlos.
Al no consumir carnes de ningún tipo, no tenemos necesidad de lavar con
detergentes por lo que usamos jabón común que no daña el medio ambiente.
En Leonlandia del Sur no renovamos a cada rato los electrodomésticos
porque concebimos que mientras funcione, todo está bien. De hecho, tenemos un
antiguo ventilador de los años ‘60 que está en perfectas condiciones de uso
para pasar un rato agradable en los balcones cuando el calor por las noches
agobia y queremos disfrutar de nuestros espacios aéreos.
Con nuestra vajilla y utensilios sucede lo mismo. La vajilla diaria es
heredada, en tanto la otra, fue un precioso regalo que recibimos hace muchos años.
Los utensilios son muy antiguos, por sobre todo las cucharas de té, todas
heredadas de las bisabuelas.
Cuando el desayuno, hay gran desfile de diferente
tazas, vasos, platos de pan y compoteras que alguna vez pertenecieron a
nuestros ancestros. Si un platito de pan se rompe, por ejemplo, no hay
problema, ya tuvo su largo tiempo de uso. Nuestros utensilios son de alpaca y
bronce. Las cucharitas de té y café son de variados diseños e incluso tenemos una
enorme cuchara que ha servido antaño (y aún sirve) para revolver guisos, sopas
y consomés.
Cada pieza tiene una historia. Por ejemplo, este coladorcito de té es
muy antiguo y data de mediados del siglo XIX, desde siempre ha estado en la
familia. La base es de alpaca, el colador es de bronce y su asa es de cobre.
Como se puede apreciar, el calado de los agujeritos del colador está hecho a
mano, agujerito por agujerito. Y por supuesto lo seguimos usando cada mañana.
Nunca hemos comprado vajilla plástica descartable para fiestas,
festejos o festividades. Siempre hemos puesto sobre la mesa nuestra vajilla de
loza e incluso alguna antigua de cobre.
Los descartables son muy cómodos porque terminada la reunión, no es necesario
lavar nada, pero la naturaleza padece de nuestra comodidad pues bien sabemos
que los descartables plásticos tardan millones de años en biodegradarse.
Mientras tanto, el ser humano, por comodidad como bien dije antes, sigue
contaminando mares, ríos, lagos, playas, bosques, ciudades enteras e incluso
hasta los lugares más recónditos del planeta están invadidos por plásticos.
Fomentemos el uso de la vajilla diaria y la de ocasión para las
reuniones, los descartables, más allá de carecer de toda estética, están
contaminando el planeta.
Oma Frida
Nota: como ven, una de las gatitas leonlandesas, Free, me acompañó a escribir
este artículo.
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