Por Herr Profesor Hartmann
Vivir en Leonlandia del Sur
es gratificante. Aquí prepondera la paz, la armonía, el buen gusto, los
entretenimientos y la salud desde los deportes y juegos hasta la alimentación. Pero
vivir en la macrociudad de Rosario, donde está asentada nuestra micronación se
ha convertido en una cuestión de riesgo continuo.
Los robos, asaltos,
escruches, mecheras/os, balaceras, asesinatos, entradoras, los narco-socialistas
que crearon un estado paralelo del terror y el espanto, hacen hoy de Rosario un
lugar insoportable.
Desde hace ya unos cuantos
años, sigo un pensamiento simiente: la seguridad hace al bienestar. Este
pensamiento simiente, me lleva a reflexionar casi cada día en la manera de
terminar con este Estado de terror creado por el narco-socialismo y lo único
que se me ocurre es una intervención de la macrociudad, con las consecuencias
que ello implica: la destitución del intendente, el cierre del Consejo Deliberante,
la imposición de toque de queda, la militarización / saturación de fuerzas
policiales de las calles y el retorno a deber portar el DNI para la
identificación contínua de las fuerzas del orden que patrullen las calles. ¿No suena muy
extremo? Sí, es verdad, es extremo, pero también es extrema la acción de los
grupos de terror que han hecho de la macrociudad un lugar infernal.
Todos los días hay balaceras
contra instituciones importantes, sean públicas o privadas, casas de
particulares que no tienen nada que ver con el narcotráfico, muerte de niños/as
y bebés que quedan atrapados sin salida en las balaceras, robos y asaltos a
comercios, fábricas, casas particulares y escuelas, decenas de adolescentes
cuyas muertes no son denunciadas porque entraron al sistema del narco-menudeo, desaparición
de niñas y adolescentes para la prostitución o trabajo en las cocinas de drogas,
“peajes” para poder transitar, amenazas a comerciantes para que paguen
mensualmente determinada cantidad de dinero a las bandas barriales de delincuentes
y narcos, y conocidas calles céntricas donde las mecheras libremente y con
toda impunidad acosan a los transeúntes para robarles lo que sea.
Si alguien tiene una solución
más digna y menos contundente, por favor, espero aportes.