Una vez que has respondido a las preguntas de la entrada anterior de nuestro blog, es hora de reflexionar
sobre las costumbres que impone el acto de fumar.
Ceniceros: los hay de diferentes
formas y materiales, todos son atractivos y en muchas casas ocupan un lugar
central en la mesa ratona del living invitando al fumador a que encienda su
cigarrillo, cigarro, puro o habano.
¿Qué hay que hacer? Quitarle el lugar de privilegio; el cenicero no es
un adorno, es un basurero para ceniza y colillas. ¿Pondrías el bote de basura
sobre la mesa durante el almuerzo para que los comensales desechen los restos
de comida? Desde ya que no; entonces, lo mismo vale para el cenicero.
Visitas: Si el dueño de casa fuma,
predispone a que un visitante fumador se una a su vicio y ambos fumen. Si no
hay cenicero, el visitante no querrá utilizar un platito, taza o jarrita para
apagar su cigarrillo; esto incomoda a cualquiera. Si el dueño de casa no fuma e
igual posee de adorno un cenicero, hay que retirarlo, lo mejor es no incitar a
nadie a fumar.
Usos: Si tu cenicero es muy bello y
quieres conservarlo como adorno en el centro de tu mesa ratona, utilízalo para
otra cosa. Confites y caramelos van muy bien. Y una opción elegante es colocar
pétalos de flores aromáticas. Ningún fumador se va a atrever a apagar su cigarrillo
sobre ellos.
Ostentación: la ostentación de objetos
finos es una realidad que se da por sobre todo en clases sociales medias y
medias altas porque como no poseen verdaderas antigüedades heredadas, ni arte
autentificado por firma o documento que lo acredite, menos aún exquisita
platería, entonces una cigarrera de plata o bañada en plata será un objeto de
atracción de la atención. Lo notable de la aparición de la cigarrera de plata
es que va acompañada de un vulgarísimo encendedor de plástico transparente… Si
se da la situación inversa, siendo el encendedor un magnífico ejemplar
plateado, los cigarrillos carecerán de fastuoso envoltorio. Quien tenga
cualquiera de las dos cosas o ambas, hay que dejar de usarlas y que pasen a
formar parte de la colección de pequeños y preciados objetos que se encuentran
dentro de la vitrina.
Después de comer: sea después del
almuerzo o cena e incluso después de un desayuno o el tea time, el cigarrillo
cumple la función de llenar el vacío que antes llenaba la cubertería. ¿Qué
hacer con las inquietas manos? Muchos utilizan el celular como reemplazo del
cigarrillo, pero si se está en compañía de alguien, no se puede estar mirando
las novedades de la red o los grupos de whatsapp; eso es mala educación. ¿Se
puede entonces tener algo en la mano que no sea el celular o los cigarrillos?
Por supuesto, las llaves del auto son un buen sustituto aunque son un tanto
ruidosas y pueden significar ganas de irse del lugar. Cruzarse de brazos no
está bien visto, pero unir las manos por detrás de la espalda cuando se está de
pie, sí está bien visto porque denota confianza, carencia de miedos y fobias. Al
terminar de comer no beber café, el café y el tabaco se llevan muy bien, por lo
que es mejor beber un té o cualquier infusión, por sobre todo las infusiones mentoladas,
son perfectas anti-tabaco.
Soledad: si alguien opta por vivir
solo no puede elegir al cigarrillo como compañero porque es algo tóxico
para el ambiente y para sí mismo. Quien no tiene un prudente manejo de la
soledad, debe ocupar el tiempo en actos productivos y establecer una disciplina
cotidiana. Veamos unos ejemplos:
Nele Fox Talbot
Presidenta de FLAP