Por: Felicitas T. Cappella
He visto parte del debate por el
Aborto legal, seguro y gratuito en Cámara de Diputados y sinceramente considero
que alguno de ellos no merecen tener el honor de tan alto cargo.
Las exposiciones de las Sras. Estela
Regidor Belledone de la UCR y Leonor Martínez Villada de la Coalición Cívica, demuestran a las
claras que se trata de personas que carecen de sustento científico riguroso y
apelan a cualquier idea que se les cruce por la mente, sin mediar un mínimo de
respeto ni por sí mismas ni por los demás.
Hipótesis que se basan en “perritos”
que se deben regalar o que la especie humana está en “peligro de extinción” señalan
el nivel de debate que proponen: mediocridad sin límites con tal de expresarse
en contra de una futura ley.
Por su parte, el aporte de la
Sra. Ivana Bianchi de Unidad Justicialista, que elucubra tráfico de órganos de
fetos es uno de los absurdos más enormes que he escuchado. Si un órgano todavía
no se ha formado o está en proceso de formación, a saber: el hígado comienza a
formarse dentro del feto recién entre la 11ª y 14ª semana del embarazo, en
tanto el cerebro, en la 5ª semana ¿cómo podrá ser traficado y con qué objetivo?
¿Quién podría ser el recipiendario de un cerebro inconcluso?
Para la Sra. Rosa Muñoz de
Trabajo y Dignidad, el aborto es una forma eficaz de eliminar pobres, tal y
como si los únicos que fuesen a abortar pertenecieran a una determinada clase
social. Si una mujer de clase media, media alta o alta decide abortar hoy, lo
puede hacer porque en cualquier clínica privada se paga y pasa por otra práctica
médica. Entonces, y en consideración de su postura, estas tres clases sociales estarían
en vía de extinción, cuando en rigor de la verdad, si las clases media, media
baja y baja están en proceso de desaparecer, no es a causa del aborto sino de
las pésimas prácticas económicas que se llevan actualmente adelante.
Estoy a la expectativa de qué
pasará en el Senado, cómo será el debate y si nos encontraremos nuevamente
frente a feriantes de la palabra, que como tales pregonan sus productos como si
fuesen de alta calidad, cuando de suyo, no son más que baratijas que
encontraron en el cajón de la mesita de luz de la abuela.
P.D.: Chapeau para cientos de diputados, cuyas exposiciones
han sido de calidad y claridad.