Este
deporte entra en el aula para trabajar tanto conocimientos teóricos como
valores para el día a día
Por Iñaki
Delaurens
Desde los básicos mate Pastor, del Loco o
del Tonto, a los más complejos mate de Legal, de Greco, de Anastasia o del
Calabrés, el ajedrez comprende un amplio abanico de jugadas maestras que no
solo permiten derrocar al rival, sino también trabajar conocimientos y valores.
Quién más quién menos ha jugado alguna vez
al ajedrez, incluso en la escuela, espacio en el que en los últimos años ha
entrado como nueva herramienta de aprendizaje. Así lo desarrolla el programa
Escacs a l’escola, una iniciativa conjunta del Departament d’Ensenyament con la
Federació Catalana d’Escacs.
Hablamos con Marta Amigó, miembro del
equipo de coordinación del proyecto, además de socia del Club d’Escacs Espluga
de Francolí, quien nos explica que «no se trata de aprender a jugar al ajedrez
de una manera tradicional, sino de concebirlo como una herramienta educativa.
Por un lado, es de gran ayuda para asignaturas como matemáticas o lengua, pero
por otro el juego esconde valores como el respeto, el pensamiento crítico o la
prevención de las consecuencias».
Lejos de la idea equivocada de que el
ajedrez es solo mover fichas con el fin de vencer al rival, esta iniciativa
propone un aprendizaje más pausado. El juego no es el objetivo, sino aprender
competencias y habilidades.
Si hablamos de la parte académica, el
ajedrez es muy bueno para las matemáticas. «Contar el valor de las coordenadas,
aprender los ejes de coordenadas con las casillas del tablero o incluir
elementos externos para sumar puntos y hacer el juego más educativo», cuenta Amigó,
quien añade: «El juego en sí ya comporta un cálculo continuo que se puede
extrapolar a la vida real».
También sirve para las asignaturas de
lengua. Marta Amigó dice que «el ajedrez potencia mucho la comprensión lectora
porque ayuda a ordenar, que es un proceso mental muy similar al de la lectura».
Algunas escuelas ya están dando ajedrez con
alumnos de educación infantil para hacer juegos de psicomotricidad y también
para iniciarse en el juego.
Por otro lado, también se trabajan valores
y aptitudes personales. «Es muy importante en la educación emocional del alumno
–valora Amigó–. En comparación con otros deportes mejora la autoestima, la
confianza, la toma de decisiones, la responsabilidad de los actos, prevenir
consecuencias y sobre todo a aceptar la derrota, ya que la culpa es solo de uno
mismo. Esto ayuda a aprender de los errores para no volver a repetirlos. Lo
importante es saber qué se mejora y aprende».
El proyecto Escacs a l’escola trata de dar
clases de ajedrez con fines educativos en horario lectivo, una hora semanal,
dentro de las horas selectivas de los propios centros, durante toda la
primaria, aunque también se imparte en algunos de secundaria. Los alumnos
aprenden a través de sus maestros, quienes reciben la formación
previamente.
A
través de sus maestros
Los cursos para maestros son presenciales y
online, de unas 20 horas cada uno: el primero para 1º y 2º de primaria, el
segundo para 3º y 4º y el tercer curso para 5º y 6º de primaria. También hay la
posibilidad de hacer otra formación superior de 15 horas para hacer sesiones
con grupos de trabajo y estudiar novedades.
«La formación de los maestros sigue el
mismo orden y metodología que con los alumnos. Aunque un maestro ya sepa jugar
al ajedrez, hay que explicar qué se aprende con los movimientos del juego,
relacionarlo con contenidos académicos y darle un sentido. Una cosa es saber
jugar y otra asociar el juego a una asignatura», analiza Amigó.
El proyecto se inició el curso 2012/13 en
diez escuelas de Catalunya repartidas en cuatro comarcas, entre ellas, el Alt
Camp y la Conca de Barberà. El segundo año se expandió por el Camp de Tarragona
y el tercero en las Terres de l’Ebre. Tras varios cursos se ha implementado en
más de 300 centros escolares del mapa catalán, siendo la provincia de Tarragona
la más pionera.
Ésta es demarcación que más profesores
formados tiene dentro del programa y los maestros del Tarragonès y del Baix
Camp fueron los primeros en organizar encuentros ajedrecistas. Este año tendrá
lugar el quinto, mientras que centros de la Conca y el Alt Camp empezaron el
año pasado.
Aunque el ajedrez favorece el cara a cara,
es el único deporte que se puede jugar online. Marta Amigó cuenta que «algunas
escuelas conectan con centros de otros países para jugar al ajedrez con el
ordenador y lo aprovechan para que los alumnos se escriban cartas y se
conozcan».
El ajedrez esconde un factor social.
Un niño de siete años puede jugar con un
señor de ochenta. «Hay escuelas que invitan a gente mayor un día a la semana
para que interactúen con los niños a través del ajedrez», apunta Amigó.
Esta facilidad para relacionar personas
también es muy positiva para alumnos extranjeros que desconocen el idioma, pues
el ajedrez es una lengua universal. En este sentido no entiende de edades,
sexos o países.
De manera indirecta Escacs a l’escola ayuda
ganar adeptos para este deporte. Aunque hace pocos años que lleva implementado
pone al alcance de los clubs de ajedrez la posibilidad de captar jugadores con
talento o destacables. «Hay clubs que ya lo han notado. Les llegan jóvenes para
jugar sin ningún vínculo familiar o de amistad previa con la entidad.
Esto es porque han empezado en el colegia y
quieren seguir jugando», dice Amigó quien concluye «de esta manera en el club
se pueden centrar más en aspectos técnicos del juego, mientras en la escuela se
trata de educar».
Terapias
de juego para niños con TDAH
El ajedrez es una gran ayuda para alumnos
de orientación especial ya que les enseña a contar y a entender conceptos como
las filas y las columnas.
En este sentido, un estudio de la revista
de Psiquiatría y Salud Mental demuestra la eficacia del ajedrez en el
tratamiento del trastorno por déficit de atención hiperactividad (TDAH).
La investigación se hizo con 44 niños y
adolescentes y una de las conclusiones es que el juego del ajedrez podría
resultar un complemento terapéutico interesante para los pacientes con TDAH y
elevado coeficiente intelectual (CI).
Además, presenta diversas ventajas como que
es más económico que las psicoterpias disponibles, no tiene efectos secundarios
y el juego es esencial para el desarrollo social de los niños. Sin duda, el estudio
deduce que el ajedrez puede jugar un papel en el tratamiento de los niños y
adolescentes con TDAH. Sobre todo aquellos que presentan un elevado CI. Una
esta terapia tiene un potencial alto en las escuelas.