Por: Heidi Fox Talbot
La práctica del descalcismo se ha
ido extendiendo mundialmente porque comenzó a considerarse una alternativa
saludable para los pies y el equilibrio del cuerpo.
Teniendo en cuenta que la mayor
parte del día, los pies están encerrados en diversos tipos de calzados, muchas
veces verdaderamente insanos como lo son los tacos muy altos y pesados como las
famosas “plataformas”; los calzados femeninos en punta donde los dedos de los
pies soportan una gran presión o las zapatillas de cuero en verano, los
leonlandeses hemos optado por incluir en nuestra Constitución Micronacional la
práctica del descalcismo dentro de nuestro territorio.
Para ello, es sustancial mantener
los pisos, mayormente de madera en perfecto estado de limpieza y antes de ir a
dormir, es obligatorio lavarse los pies. Quienes no desean estar descalzos todo
el tiempo o están casualmente en las áreas donde hay pisos de cerámicos, usan
escarpines tejidos por la Oma Frida que son todo un primor.
Al estar descalzos dentro de
Leonlandia del Sur nuestros pies respiran libres, e incluso en invierno gracias a la loza radiante, podemos seguir con nuestra práctica evitando de
esta manera toda clase de micosis o malformaciones en los pies, producto del calzado
inadecuado que proponen las diferentes modas.
No sólo se trata de la respiración
de los pies, tengamos en cuenta que ellos nos sostienen por lo que es necesario
que tengan un buen balance, hecho que se evidencia en la postura que adoptamos
al caminar.
Una cuestión de gran importancia
y viviendo en los altos de un edificio, es la estática que circula por el
cuerpo que no se puede descargar si estamos calzados. De esta manera, evitamos
que esta energía se acumule en el cuerpo.
Existe también un riesgo que
nosotros tenemos bien en cuenta y es el tema de la heladera, el freezer y el
frigobar. Estos electrodomésticos suelen provocar descargas eléctricas cuando
se los toca sin calzado, por eso frente a cada uno de ellos decidimos colocar pequeñas alfombras aislantes con base de goma para evitar cualquier tipo de desgracia.
Salir fuera de nuestra micronación
descalzos no es una buena opción, las calles no gozan justamente de la limpieza
adecuada, no porque la municipalidad y los porteros de los edificios y
comercios del Paseo del Siglo y Peatonal Córdoba se despreocupen, sino porque
lamentablemente los ciudadanos rosarinos son de tirar chiclets en las veredas,
muchos no recogen los excrementos de sus mascotas y algo también muy
desagradable son los hombres que esputan. Los domingos por la mañana, debido a
que esta es una zona de bares abiertos las 24 hs. y de algunas discotecas, se
encuentran vidrios de botellas y desperdicios e incluso, desgraciadamente,
restos de fluidos corporales por los excesos de alcohol.
Ante estas circunstancias,
nuestra práctica de descalcismo se circunscribe a nuestro territorio
micronacional y somos felices.